“Escandinavas noches, amigos...”

(Noche Escandinava, Teatro Margarita Xirgu, 1 de junio de 2002)

Particular noche eligieron las cuatro protagonistas de la Noche Escandinava para presentarse en el teatro Margarita Xirgu (Capital Federal). Por un lado, una lluvia poco soportable se entretenía mojando las cabezas y cuerpos de los en su mayoría jóvenes asistentes (aunque también hubo varios ex jóvenes interesados en la propuesta) que esperaban en la puerta del teatro. Por el otro, la ansiedad que se sentía en esas horas previas al debut del seleccionado argentino en el mundial sumaban una especial excitación al ambiente citadino. En realidad, lo “especial” de esa excitación radicaba en que pareció bastante fingida, sólo un poco menos que la “alegría” que provocó el agónico (pero justo) triunfo de los de Bielsa. La idea del “pan y circo”, aparentemente, está dejando de ser un arma eficaz para los poderosos, quizás porque ya no la necesitan, considerando que cerca de la mitad de la población carece de comida y que igualmente se dedican a destruir abierta e impunemente, casi sin necesidad de distraer, lo poco que queda en pie... uh, me fui un poco de tema. Bueno, sabrán entender. Así las cosas, las cuatro protagonistas de la noche, Ingvild Storhaug (mezzosoprano, de Noruega), Marjut Paavilainen (soprano, de Finlandia) y Tarja Turunen (mezzosoprano, de Finlandia, tal vez la ubiquen de algún otro lado...) en las voces y Izumi Kawakatsu (Japón) en el piano salieron a hacer lo suyo. Esto es, interpretar un tipo particular de canciones poéticas (“lied”), creadas para piano y voz, de compositores escandinavos (Sibelius, Grieg, von Koch, entre otros) en la primera parte del show y de Europa central (Brahms, de Falla, Strauss, entre otros) en la segunda. Con la omnipresente pianista en el escenario se fueron turnando las cantantes. De más está decir que la verdadera protagonista, la que atrajo mayor cantidad de público, fue la cantante de Nightwish, quien, como era de esperar, salió a cantar su repertorio en último lugar (la ovación que recibió confirmó la obviedad que acabo de comentar). Más allá de que el estilo de música que se interpretó y de que la interpretación misma queden fuera de análisis (no soy tan caradura como para hablar de algo que no conozco... bueno, no soy tan caradura como para hacerlo en esta ocasión), vale recordar algunos momentos destacables del show. A saber:

- El titubeante comienzo... del público, haciendo silencio cuando se esperaba el aplauso, aplaudiendo cuando había un silencio dentro de un lied. Y después dicen que la gente del metal no tiene sentido del humor...

- La ovación brindada a Tarja, haciéndole saber que ya juega de local en este país.

- Los hermosos momentos musicales que ofrecieron las cantantes, sobretodo cuando hicieron lo suyo en dueto cantando obras de Oscar Merikanto (Finlandia), Johannes Brahms (Alemania) y Felix Mendelssohn (Alemania).

- El insospechado y muy cómico final, con las tres cantantes adoptando el papel de dos gatos que se pelean por el amor de un tercero en una adaptación de un dueto del compositor italiano Rossini ¿La tenían a Tarja maullándose a muerte por el amor de un gato? Los que no asistieron se perdieron una muestra de sus dotes actorales y de su sentido del humor.